sábado, 16 de octubre de 2010

La vida erasmus... Parte II

Partes anteriores:
· Parte I

La vida erasmus continúa, y con ella las experiencias y las vivencias. A través de esta pequeña sección se intentará dar a conocer algunas de ellas. No del global, sino de las que me ha tocado vivir a mí. En fin... ¿qué es la vida erasmus?

La vida erasmus es ir a tu casa, esa que tanto te gustó cuando la viste por primera vez, entrar en tu cuarto... y ver que dentro hay más mierda que en la bombilla de una cuadra. Que pasas el dedo por encima de la mesa y se vuelve negro. Vas al baño y el suelo de la ducha está marrón. La mierda acumulada hace pensar que para saber quién fue el último en vivir allí habría que hacerle al baño la prueba del carbono 14.

La vida erasmus es vivir en mierda. Generalmente. La casa está habitada por 6 personas más. 6 personas que limpiar no es uno de sus hobbys favoritos. Y la mierda se acumula. Y tanto. El suelo de la cocina se vuelve negro. Las zapatillas se te van pegando al suelo. La bolsa de la basura se convierte en una prueba, o un juego, poner la basura en la puntita y que no se caiga toda la basura. El que la tira... la lleva a la calle. Uno de tus compis, harto de ver ese montón a punto de caerse, pone la bolsa en la puerta de la cocina. Esperando que alguien la lleve a la calle. Tras pasar 5 días y acumular 3 bolsas más en la puerta, que hay que sortear al entrar, decides ir a tirarlas tú mismo, mientras te vas cagando en la gente y por qué coño será tan guarra. Lo mismo se piensan que a las bolsas le van a salir patas y van a irse solitas al contenedor.

La vida erasmus es seguir viviendo en mierda. Ir al baño y ver el pipi en el suelo. No recogido, evidentemente. Ver que uno del piso dice que la casa está muy sucia, que acaba de limpiar y que todos deberíamos hacer lo mismo. Ir a la cocina y ver que el cabrón lo que ha hecho es pasar la fregona levemente y sin barrer, por lo que no sólo la mierda sigue ahí, sino que ahora encima está mojada.

La vida erasmus es comprender a tu casero. Saber que le has dado dos meses de fianza y que no le puedes caer mal o si no, al irte se te quedará con un dinerito curioso. Así que, si ves que no tienes agua caliente y que tras más de 4 días aún sigue sin venir el fontanero, en vez de llamarle y decirle lo que realmente piensas: "Hijo de la gran puta!! Cuando coño me vas a llamar al fontanero que llevo 4 días lavándome en el lavabo con agua fría pedazo de cabrón!!", lo llamas diciéndole: "Amable y estimado casero, ¿cuando viene el fontanero? ... ¿3 días más? Sin problema!! =D". ¿Que no hay internet? Tranquilidad y sonrisas para afrontar la espera. Recuerda... 2 meses de fianza.

La vida erasmus es ir a la universidad por primera vez. Pensando en todo lo que has oído antes de que los erasmus aprueban por trabajos.... que a veces ni eso... sólo con decir dos tonterías en su idioma los profesores se apiadarán de tí y te aprobarán por la cara. Llegas y en tu primera clase, en la que no te has enterado de nada, y cuando digo nada, es nada, hablas con el profe, le dices que eres erasmus y que si te ayudará... y lo que te dice es que si no entiendes el idioma que te vuelvas a España, que aquí a estudiar como todos y que de ayudas ni una. Eso sí que lo entiendes perfectamente, y te vuelves a tu casa pensando cómo coño vas a aprobar las asignaturas, que si ya son difíciles de por sí, encima en otro idioma.

La vida erasmus, por regla general, es acabar una clase de dos horas y media en la universidad y salir por la puerta pensando que has perdido dos horas y media de tu vida en la que no has hecho nada. Y vuelvo a repetir, cuando digo nada, es nada.

La vida erasmus es aprovechar al máximo la ropa que has traído limpia de España, y cuando ves que no tienes más remedio, ponerte a mirar cómo funciona la lavadora en otro idioma. Meter tu ropa dentro, poner el método que crees que va bien, pulsar todos los botones hasta que por fin se enciende y rezar para que tu ropa al acabar esté de la misma forma de cómo la metiste, pero limpia, claro.

La vida erasmus es preguntarse como va uno a la peluquería y le explica exactamente como quiere que lo pelen. Ir pasando los días, sin querer ir. Como si el pelo no creciera en ese tiempo. Y acabar yendo rezando para que te corten parecido a lo que tú quieres.

Y para acabar esta segunda parte, la vida erasmus es pillarte tus primeros viajes a otros sitios del que estás, aprovechando que estás más centrico en Europa, y que tus amigos te digan: "Jodeeeer, cómo vivís los erasmus!!" Mientras tú piensas: "Pues entre mierda, picha... entre mierda". Nos vemos pronto! Saludos!!

miércoles, 6 de octubre de 2010

La historia de amor del perro Canelo

Esta historia que paso a contar, es una historia verídica que ocurrió en Cádiz. Su protagonista es un perro que se llama Canelo. Su dueño y él paseaban frecuentemente por Cádiz. Hasta aquí una historia nada alejada de lo común. Pero un día su dueño empezó a ir al Hospital, ya que empezó a sufrir problemas renales, por lo que tenía que ir a tratarse con diálisis. Canelo no podía entrar en el Hospital, así que su dueño lo dejaba en la puerta esperando, y Canelo permanecía ahí obedientemente hasta que su dueño salía para ir de nuevo a casa.

Un mal día, su dueño tuvo complicaciones en el Hospital y murió. Canelo permaneció horas y horas esperando a su dueño. Que nunca salió. Canelo no sabía lo que había ocurrido, creía que su dueño acabaría saliendo tarde o temprano por esa puerta, como siempre había hecho. Y esperó y esperó. Días y días. Los vecinos de la zona y los propios empleados del Hospital, enternecidos por la historia de Canelo, le daban comida y bebida mientras Canelo seguía esperando a la puerta del Hospital.

12 años. Ese fue el tiempo que Canelo pasó esperando a su dueño a la salida del Hospital. Se le podía ver por las mañanas deambulando por las calles de Cádiz. Andando por la playa. Pero por las tarde se iba a la puerta del Hospital por si salía su dueño. 12 años de espera. Que se dice pronto. En ese tiempo, algun desalmado lo llevó a una perrera para sacrificarlo. Pero finalmente se logró devolver a Canelo a la calle, para que siguiera esperando a su dueño, como a él le gustaba hacer. Durante ese tiempo, Canelo no desistió de esperar a su dueño. No se aburrió. Ni siquiera el no saber de él, el no verlo, le hizo desistir en su empeño, de volver a verle salir por aquella puerta de la que esperaba día tras día.

Hasta que tragicamente, el 9 de diciembre de 2002, un coche atropelló a Canelo en un paso de peatones cerca del Hospital, y murió. Su historia fue muy conocida en Cádiz incluso trascendió en algunos sitios de España. De hecho, una de las calles que hay al lado del Hospital lleva su nombre con una placa.

Yo soy un amante de las historias de amor verdaderas y buenas. Deberíamos de aprender de Canelo, que siendo un animal, tenía un concepto del amor mucho más grande que muchas personas. Para él, no le hizo falta ponerse delante de un altar y decír Sí quiero a las palabras de hasta que la muerte os separe. Para él incluso, ni tras la muerte de su dueño consiguió separarse de él. El consuelo que queda es que tras morir Canelo, en algún sitio allá donde fuera, seguro que se volvieron a juntar... él y su dueño.