martes, 14 de junio de 2011

El amor... ayyyyyy! el amor.....

Ayyyy! el amor!! qué bonito es el amor!! cuando estamos enamorados todo nos parece diferente. Te vuelves más... cómo puedo decirlo... más... GILIPOLLAS. Sí, es así. Estar enamorado te vuelve más inútil que el cenicero de una moto. Todo te hace reír sin motivo aparente. Estás como empanao. Sonríes cuando ves el anuncio del politono del peluchito. Vamos, que tu actividad cerebral es la misma que la de Belén Esteban viendo Redes. Nula.

Y es que todo empieza cuando somos pequeñitos. Adolescentes. Esa edad cuando empieza a llamarte la atención el sexo opuesto. En los chicos es más o menos a la edad en la que a las niñas empiezan a crecerle las tetas. Ese primer amor con 14 o 15 años, cuando te acercabas a la niña que te gustaba y le decías en el recreo:

-¿Cuantos años tienes? (le dices cortado)
- 15
- Pues te maquillas como una de 17 (risa tonta y agilipollada)
- ¿Qué es lo que quieres? ¡Pesao! (mientras mastica un chicle y habla con las amigas)
- ¿Quieres salir conmigo? (más risa tonta)
- ¿Contigo? Yo ya tengo novio... Christian, que es mayor y tiene moto, no como tú!

Aquí recibes tu primer rechazo. Y es aquí también donde dices por primera vez eso de: "Será puta!!!". Frase que dirás muchas veces en tu vida. Pero lo olvidas pronto. Es lo que tiene ser joven. Bueno, ser joven y estar más salido que el logotipo del Corte Inglés. Que también cuenta. Y pronto te fijas en otro objetivo. Y es que quieres que tu primera vez llegue pronto. Para las chicas, su primera vez quieren que sea algo especial. Por especial se refieren a bonita, con luces tenues y música romántica, no a hacerlo en el parking de un McDonald's dentro del coche sonando Pitbull a todo trapo. Los chicos en cambio, su primera vez quieren que sea. Y ya!! Cuánto antes mejor.

Porque la primera vez nunca se olvida. Y lo sabes, así que te vuelves por una noche Arturo Fernández y eres el tío más romántico del mundo. Tú, que hasta entonces lo más bonito que le habías dicho a una mujer fue eso de: "Ayyyyyyyyyyy si voy con lo que te doy!!!". Y para esa noche especial la invitas a cenar... la llevas de paseito por la bahía... la subes a casa en brazos... le pones de fondo el cd se Sergio Dalma. Un tío romántico y de los de verdad, como mi amigo Pablo, que él cuando va a la piscina no se tira al agua... él le hace el amor.

Las siguientes veces que lo haces con tu novia van fraguando cada vez más los cimientos de vuestro amor y comenzáis a hacerlo sin condón, porque ya hay confianza coño. Y en una de esas que termináis de hacerlo después de un calentón, ella... pensando si se ha podido quedar embarazada, le pregunta a él:

- Cari... ¿tú crees que me quedaré?
- Pues tú no sé... yo me voy ya para mi casa...

Pero volvamos al agilipollamiento del comienzo. Una de las cosas que nos da por hacer cuando estamos enamorados es hablar con diminutivos. No se sabe por qué razón, pero lo hacemos. Es la fase Ned Flanders. Dices cosas como (esto lo dijo un colega mío a su novia, y es verídico -desde aquí lo saludo si me lee esto):

- Cariñito... ¿quieres cañita de lomito?

Porque es lo que tienen los comienzos. Que todo es bonito. Igualito que cuando pasan un par de años. Al principio, tú te tiras un pedito... y ella te dice:

- Ayyyyyyyyy!!! mi pedorrito chiquititoooooou que se ha tirado un peditoooouuuu!!! Qué cosita más graciositaaaau!!!

Y cuando pasan unos años, te tiras un cuesco... porque eso ya no es un pedito, y ella te dice:

- ¡¿OTRA VEZ TE HAS PEÍO PEDAZO DE GUARRO?! Que te llevas todo el día tirándote pedos, aquí, en la cama, en la calle... pedazo de ASQUEROSO!

O, mientras antes ella se tropezaba con un escaloncito y caía al suelo dejando ver su ropa interior, él decía riéndose:

- Ay mi gordiiiiiiii!!! que de tanto pensar en mí no ve por donde pisaaaaaaaaaau!! que se le ha visto el tanguita y ese culito tan prietoooooooou que me lo como yooooooooooooooo!!

Para que cuando pasen unos años, ella se tropiece y caiga dejando ver su ropa interior, él le diga:

- Pero si es que está inútil y chocha que parece un pato mareao coño. ¡¿EN QUÉ COÑO ESTARÁS PENSANDO?! Y bájate el vestido que se te ha subido al caerte y se te ve la faja con el culo ese tan gordo que has echaooooo!!

Y es que, ¿cuando saber si la magia ha desaparecido en tu pareja? Fácil. Mientras tú antes, cuando os íbais de fin de semana juntos, intentabas mear en la cerámica para no hacer ruido, te tirabas los eructos para dentro y echabas sólo el aire, te aguantabas los pedos el fin de semana entero, limpiabas los platos enseguida de comer, dejabas de ver el fútbol para ver una peli juntos... mientras antes hacíais eso, una buena mañana te despiertas, te das una ducha, y al salir de la bañera te ves a tu novia cagando sentada en el water, con las bragas por las rodillas, despeinada y con legañas en los ojos mientras te dice con voz de camionero:

- Paco!! dame papel que se ha acabado!

Y cuando la magia se va, es cuando aparece otra compañera de la pareja... los cuernos. Dejamos de ver a nuestra pareja atractiva. Y lo que antes era una simpática barriguita cervecera masculina ahora se convierte en un barrigón asqueroso. Y lo que antes era unas tetitas algo caídas ahora se convierten en dos globos desinflaos. Y empezamos a ver a otros más atractivos y nos dejamos querer. Porque los cuernos existen. Que hay algunos que tienen más cuernos que las paredes del salón de Jesulín de Ubrique.

Y hay gente que apoya el amor a muerte y qué bonito es todo... que sí, que no digo que no sea bonito... HASTA QUE LLEGAN LOS CUERNOS. Porque Federico Moccia escribe novelas de amor. Ha escrito "Perdona si te llamo amor", "Perdona si te digo te quiero", "Perdona pero quiero casarme contigo"... que yo ya intuyo cuales serán las próximas novelas de Moccia... "Perdona pero te he puesto los cuernos", "Perdona pero quiero divorciarme contigo", "Perdona pero el niño me lo quedo yo" o "Perdona pero mi madre no tiene bigote". Al tiempo...

Y llegamos a viejos con la pasión por los suelos. Y ya no hay quien la levante. Y lo que no es la pasión también. Que estás en el comedor con tu mujer los dos viendo el programa de Juan y Medio mientras coméis, y ella le dice a él:

- Ayyyyy Paco!!! Qué bonito es el amor, ¿eh?
- ¿Eh? ¿Qué dices? ¿Que qué malito está el jamón?
- No coño! Dale volumen al sonotone! Que estás sordo!
- Gordo no joe... rellenito.
- Paco... ¿Recuerdas cuando éramos jóvenes? ¿La pasión con la que nos besábamos? ¿La pasión con la que me hacías el amor en el asiento de atrás del Seat 600?
- Sí Pepi sí...
- Ay Paco!! Yo cuando lo recuerdo... aún noto mis pechos calientes como cuando entonces!!
- ¿No los vas a notar calientes? Si has metido los pechos en la sopa que te estás tomando!! ¿¿Te quieres poner el sujetador??

Y es que siendo viejo todo se hace más difícil, como intentar ligar en el patio del rincón del jubilado que tienes que hacer malabares para encontrar algo que aún se sostenga. Te acercas a una moza (que ya no es chica) a la que le echas el ojo y le dices:

- ¿Cuántos años tienes?
- 74
- Pues aparentas 68, ¿eh?
- Qué zalamero es usted señor!!
- ¿Quieres salir conmigo?
- No, yo ya tengo novio... Matías, que es más joven y tiene dientes, no como tú!!

Y es que de los rechazos no se libra ni se librará uno... ni con canas ahí abajo.

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