sábado, 3 de octubre de 2009

Sacarse el carnet de conducir

Muchos hemos pasado por el trance de tener que sacarnos el dichoso carnet de conducir. Yo dentro de nada cumpliré un añito de carnet, en el que el único coche que he cogido en este tiempo ha sido el de los coches choque en la feria. El carnet de conducir es algo que todo joven anhela cuando tiene 16 o 17 años... sobre todo para llevarse su pibita a un descampado y jugar al teto.

Para ello debemos acudir a una autoescuela. Autoescuela quiere decir escuela de autos, no que tú mismo te das las clases del coche, cosa muy diferente. Cuando llegas te dan una serie de tests que debes empollar para ir al examen teórico. Mientras iba a estudiarme el libro, conocí a un chaval muy majo. Me decía que era ya la quinta vez que se presentaba al teórico y que estaba ya cansado. Un día al salir de la autoescuela me dijo: "¿Te acerco? Tengo el coche aparcado aquí al lado". Me enteré hace poco que logró aprobar el teórico desde la cárcel. ¡Cuánto me alegro por él!

Yo fui al teórico nervioso perdido. Entré en la clase y me pusieron un papel por delante con 30 preguntas y 4 posibles respuestas. Yo levanté la mano y le pregunté al profesor: "Oiga perdone... una pregunta... ¿Si pago más puedo poner dobles o triples como en la quiniela?". No sé por qué mi pregunta hizo reir a media clase, cosa que no hizo gracia al profesor. "Limítate a responder con una respuesta... y recuerda que sólo puedes fallar 3". Así que sólo respondí 3 preguntas... con dos cojones.

Una vez que obtuve el teórico me dijeron en la autoescuela que empezaba con las prácticas. Ole! qué ganas tenía de coger el coche! Y nada más montarme en el coche, el profesor empezó a explicarme para qué servía cada cosa. Y me hizo... LA PREGUNTA. Esa pregunta que nos hacen a todos en nuestra primera clase: "¿Has conducido alguna vez antes?". A ver... ¿Por qué te crees que estoy en MI PRIMERA CLASE? Aunque bueno... mi colega el de la cárcel hubiera respondido que sí.

Pasé las clases como todos. Con amagos de atropellos a viejas en pasos de peatones, frenazos gordos ante un semáforo en ámbar, accidente mortal con 3 muertos en una rotonda... lo típico. Y una vez que ya estaba preparado (o al menos eso creía yo) me dieron fecha para mi examen práctico.

30 minutos antes de salir para el examen estaba muy nervioso. Más nervioso que Lydia Lozano en la máquina de la verdad. Así que para los nervios me tomé 3 lexatines de un tirón... amén de 2 Jonnhy Walker con Coca-cola. Joder! iba mareao, pero tranquilo de cojones. Me subí al coche y allí conocí a aquél hombre con nombre de película americana de miedo... EL EXAMINADOR. El hombre me pidió el DNI y yo, que llevaba un pedo considerable.y viendo al examinador así tan bajito como era... le pregunté que si él con esa estatura en la foto del DNI salía de cuerpo entero.

Empecé el examen y empezó a decirme: "Derecha... izquierda... cuarta salida en la rotonda", y yo le dije: "Dime a dlóndle vlas que yo te llevo, que soy de aquí!... hip!". Los Jonnhy Walker que me tomé empezaron a asentarse en mi estómago y me tiré un eructo que empañé todo el cristal del coche. "Qué lástima que nlo haya parabrisas plor dentrlo, ¿verdlad?", le decía al examinador mientras limpiaba el cristal por dentro con mi propia camiseta. "¡Pero qué hace! No se quite el cinturón!", me dijo el examinador asustado, a lo que le respondí: "Plero si voy en bañador... qué cinturlón ni na home!".

Como iba haciendo "eses" con el coche nos paró un guardia civil.
- Perdone - me dijo al acercarse a mi ventanilla.
- Plerdonlado... plerdonlado... - le contesté.
- ¿Se cree usted muy gracioso?
- ¿Me da usted las opciones?. - ¿Y yo qué sabía si eso formaba parte del examen o no? Me puso el cacharrito ese en la boca para hacerme la prueba de alcohol...
- Sople... sople... más! más!... más fuerte!!
- Oye tío llenar esto es imposible... no se hincha... no se hincha...

El examinador me pidió luego que tirara por autovía, y que acelerara... que no fuera lento. Puse el coche a 230 km/h, a una velocidad que llaman de crucero. Para ir tranquilito coño. Y ahí fue donde, a 230, solté el volante y me encendí un porrito de chocolate güeno, güeno. El examinador saltó del asiento y gritó: "¡¡Pero usted está loco!! !Que se va a matar!" que le dije: "Que va joe, si yo fumo poco...".

Para terminar el examen me pidió que aparcara. Me dijo que estacionara en línea a la izquierda en el sitio que había libre. Yo el estacionamiento lo bordaba. Era lo que mejor se me daba. Así que confiado, ajusté las distancias, maniobré... y metí freno de mano.
- ¿Qué... lo he dejado muy lejos de la acera? - dije convencido de mi buen aparcamiento.
- Emmm... ¿De cuál de las dos?
Volví a aparcar de nuevo, esta vez bien. Y me dijo el examinador: "Ahora salga muy despacito...", así que abrí la puerta del coche y empecé a bajarme muy lento, muy lento... "A ser posible con el coche también..." decía el examinador con cara de no creerse lo que estaba viendo. Al final me aprobó... decía algo como que gracias a mi iba a pedir una baja indefinida o algo así. Vamos, yo lo vi muy feliz subiendose a la furgoneta de aquél manicomio.

Si hay gente que se vaya a examinar en breve, le doy todo mi apoyo. Sólo espero que no haga lo mismo que pongo aquí... por su bien, más que nada. Y es que cada vez que veo el anuncio ese de... ¿Te gusta conducir? yo siempre digo... Sí, pero no tener que sacarme el carnet.

2 comentarios:

  1. que peligro xDDDDDDDDDDDDDDDDDD

    esto me ha recordado a una anecdota que me contaron, que un chaval casi provocó que otro coche se saliera al mar, el se defendió diciendo que "gozaba de preferencia" y que el otro se quería pasar de listo, que bueno X)


    P.D. los valientes que se atrevan a que les lleves en coche tienen que pasar previamente un examen de salud mental? XD

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  2. Pa anécdota la mía y la de un amigo mio q nos kedamos tiraos a las 2 de la mañana en medio de una rotonda en Málaga con el coche echando humo! jajajajaja.

    No hay valientes q se atrevan a q les lleve en el coxe... más q na pk no tengo coxe =P jajaja

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